jueves, 8 de noviembre de 2012

Con la suerte como aliado


Uno de los mejores partidos de la temporada: el que hemos vivido esta noche en Stamford Bridge. Un espectáculo sensacional en el que el fútbol fue el mayor beneficiado y el Shakhtar Donetsk el gran perjudicado. Con su atrayente y preciosista apuesta ofensiva, el equipo de Lucescu mereció esta noche mucho más que salir de vacío de Londres. Logró dominar con el balón en los pies a un Chelsea que propuso desde el primer momento la locura como solución, el elemento que sin duda provocó que lo que ya de por sí era un partido de culto en Europa se transformara en una obra de arte. A ello ayudó la negra noche de Pyatov. El portero de los mineros cuajó una actuación para el olvido y fue el gran responsable de la derrota de su equipo. Dos despejes absurdos provocaron que el Chelsea, que sigue teniendo la suerte de cara en Champions, nunca fuera por detrás en el marcador.


Partidos así son los que gustan ver. Imprevisibles, con los dos equipos con ganas de tener el balón, con ocasiones, con espacios para correr, con calidad para jugar… y, sobre todo, con jugadores determinantes, de los que hacen que merezca la pena pagar la entrada para verlos en acción. Willian y Fernandinho son la máxima expresión de este tipo de futbolistas. Brasil tiene ante sí una mina de fútbol exquisito por explotar con ellos.

Willian es un mediapunta habilidoso, ágil y explosivo. En definitiva, un crack, un jugador capaz de decantar el partido del lado de su equipo. Hoy lo dejó bien claro al anotar los dos goles del Shakhtar. Pero su influencia en el juego fue más allá de su efectividad de cara a portería. Fue una amenaza constante para el muro blue, que no encontró en ningún momento la fórmula para pararlo. Tampoco a Fernandinho. Si Willian pudo enmudecer en dos ocasiones Stamford Bridge, fue gracias al mediocentro brasileño, de una visión de juego y calidad incomparables. El pase filtrado que habilitó a Srna para que Willian empujara a la red el segundo gol no fue más que el reflejo de su partido: una genialidad. Dio sentido a cada acción de los ucranianos y tuvo siempre en la cabeza el ritmo del partido para sostenerlo si era conveniente o romperlo a su antojo. Lo último lo hizo de maravilla a los diez minutos, justo después del gol de Torres, al lanzarse hasta la línea de fondo dejando rivales en su camino en una lección de fuerza y calidad. Una vez allí encontró a Willian llegando de segunda línea para que hiciera el empate.


Pero el Chelsea también cuenta con numerosos jugadores de este tipo. Cuando Hazard, Mata y Oscar entran en contacto con la pelota, el espectáculo está asegurado. El belga es el descaro; el español, el temple; el brasileño, la calidad. Hoy brillaron los tres por detrás de un Torres peleón y oportunista. El madrileño fue el más listo de la clase y aprovechó el primero de los errores de Pyatov –tras un pase desastroso de Rakitskiy, todo hay que decirlo– para poner la pierna y que el balón entrara suavemente a portería. Tuvo el segundo más de una vez a su alcance, pero nunca llegó a concretarlo.

El músculo de Ramires y Mikel sostuvo al Chelsea cuando más apretó el Shakhtar, pero hasta que Pyatov no volvió a errar, no pudo deshacer el empate el equipo de Di Matteo. Mata se fue por la izquierda y puso un venenoso pase largo a Torres ante el que el portero ucraniano salió a la desesperada. Acertó a despejar con la cabeza, pero con tan mala suerte que su rechace cayó en los pies de Oscar que no perdonó y bordó una volea desde medio campo para poner el dos a uno.


Con el empate a dos pudo pasar de todo. El Chelsea contó con numerosas ocasiones, el Shakhtar con más; los ingleses reclamaron un penalti de Srna sobre Ramires, los ucranianos estrellaron un zambombazo de Rat en el poste. El partido estaba precioso y que uno de los dos perdiera, a pesar de los fallos de Pyatov que propiciaron los goles blue, hubiera sido una injusticia. Pero estaba escrito que uno de los dos tenía que hacerlo. Pareció por momentos que iba a ser el Chelsea, porque el Shakhtar llegaba con una facilidad pasmosa a la meta de Cech al contragolpe, pero en ese momento Willian se convirtió en el mayor aliado de los vigentes campeones del torneo. El mediapunta erró dos pases cruciales que esfumaron toda posibilidad de que su equipo ganara el partido. No había aún vencedor cuando los tres minutos de descuento se cumplieron, pero el Chelsea logró forzar un córner en la última jugada. Y de él nació el tanto del joven Moses, recién ingresado por Oscar, que cambió el rumbo del partido. Recordó al gol de Drogba en el último minuto de la final de Múnich. Recordó que al Chelsea le siguen acompañando las musas en esta Champions.


PabloG.

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