martes, 18 de junio de 2013

La nostalgia romántica de Pescara

Pescara, la pequeña ciudad portuaria situada al Este de la península itálica, mira con melancolía hacia Jerusalén. Ahora que su equipo se marcha de la Serie A en la que fue su sexta participación en la máxima categoría del fútbol italiano, después de una temporada decepcionante en la que fueron incapaces de mantener ni el nivel del año pasado, ni la categoría. Siente nostalgia porque ve lo que pudo ser y al final no fue. Siente nostalgia porque sabe que, de haber durado su sueño tan solo una temporada más, su presente y su futuro hoy serían otros.

La Italia sub-21 que hoy asombra al mundo se curtió en el Estadio Adriático, la casa del Pescara Calcio 1936. Allí, de la mano del mítico preparador checo Zdenek Zeman, se hicieron un nombre en el fútbol europeo jugadores como Verratti, Insigne, Immobile o Capuano. El primero brilla con luz propia en el PSG; el segundo, hace lo mismo en el Napoli; menos suerte tiene el tercero en el Genoa, en el que no ha acabado de encontrar su sitio; el cuarto es el único que todavía viste la camiseta biancoazurra del Pescara. Hoy constituyen la columna vertebral de una selección italiana a la que sólo le queda un escollo por superar –el más grande de todos– para convertirse en campeona de Europa de la categoría con un juego deslumbrante.


Ellos, acompañados de otros talentos como Sansovini o Romagnoli, fueron los artífices de uno de los mayores logros de la historia del Pescara: situarlo en el planisferio futbolístico. El modesto equipo abruzo se ganó el corazón de un buen puñado de aficionados alrededor del mundo, a pesar de encontrarse en la Serie B, lo que tiene un mérito increíble. Pero tiene su lógica: el Pescara enganchaba. Su juego era dinámico y arriesgado, el clásico equipo fantasioso del maestro Zeman, un superhéroe de los banquillos italianos capaz de convertir en oro casi cualquier equipo modesto que toca –otra cosa son los grandes–. Con su 4-3-3 inamovible, el buen trato del balón era fundamental. Verratti ponía la pausa, y sus compañeros del centro del campo, el trabajo físico. Arriba, Insigne era un puñal por la derecha; Immobile, un cañón capaz de definir de cualquier forma. Sus 28 goles estuvieron acompañados y fueron consecuencia directa de sus continuos y peligrosos movimientos por el frente de ataque. Los delfines eran un auténtico espectáculo, aunque el ascenso costó mucho trabajo alcanzarlo.


Pero como todo sueño, llegó a su fin. Suele pasar cuando hay un equipo modesto con grandes aspiraciones de por medio. Verratti había cautivado a medio mundo y su continuidad en el equipo era insostenible. Immobile regresó al Genoa, equipo copropietario de sus derechos junto a la Juve, después de su año de cesión. También volvió a Nápoles Insigne para cubrir la baja de Lavezzi, que se convertiría en compañero de Verratti en el PSG. Además, Zeman, el arquitecto del equipo y de su identidad, el héroe del Adriático, aceptó la propuesta de la Roma para hacer del Olímpico el Olimpo del fútbol, un proyecto que fracasó estrepitosamente.


Hoy Pescara, como el resto de Italia, tendrá su corazón en Jerusalén. Vibrará con cada ocasión, se emocionará con cada gol, pero lo hará de una manera diferente al resto. Saben que hoy juegan su final, la que pudo ser y finalmente no fue. Pero les queda un consuelo: el triunfo de Italia será el triunfo del Pescara. Será el triunfo de un equipo fugaz y romántico que dejó una huella imborrable en el corazón de los verdaderos amantes del fútbol.


PabloG.

martes, 11 de junio de 2013

Las mentiras del Fair Play Financiero

¡Atención! Antes de leer este artículo sería conveniente que se contextualizara con este otro para mejorar su compresión, ya que se pueden hacer referencias a él.

Se cumplieron los peores presagios: el Málaga, sexto clasificado de la Liga BBVA, no podrá disputar la Europa League la próxima temporada. No podrá hacerlo porque el TAS (el Tribunal de Arbitraje Deportivo) dio la razón a la UEFA en el pleito que mantuvo el club costasoleño con el máximo organismo del fútbol europeo. La sanción inicialmente constaba de 300.000 € de multa y un año de suspensión, prorrogable a otros cuatro, en competiciones europeas. Finalmente la prórroga se pudo evitar, no así la multa y el primer año de sanción. Y todo por una norma que no deja satisfecho a nadie, más que nada porque es injusta y mentirosa: el famoso Financial Fair Play.

¿Cómo puede una medida que pretende establecer la igualdad entre los clubes crear las mayores desigualdades jamás vistas en el mundo del fútbol? Sólo la UEFA lo sabe. En teoría, la norma quiere evitar que los clubes vivan por encima de sus posibilidades, hinchados por capital externo. Cada club, ajustándose a este nuevo reglamento, deberá vivir única y exclusivamente de los ingresos que genere por sí mismo. La idea, como tal, no es mala. El problema es que en la práctica no es así.


El caso más extravagante y contradictorio de los que se han producido hasta el momento tiene como protagonista, cómo no, al gran equipo más artificial de cuantos existen en el panorama futbolístico. Hablamos, naturalmente, del Manchester City. El equipo presidido por el jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan –que lleva cosechando año tras año unas pérdidas multimillonarias desde la llegada del árabe, como ya citamos en el anterior artículo– es el máximo exponente de lo que la UEFA no quiere en sus competiciones. Es un equipo dependiente de las inyecciones económicas del jeque y de su patrocinador principal, la aerolínea Etihad. Sin embargo, ha sido de los primeros en entrar dentro de los límites del FFP. ¿Esto cómo se concibe? Muy fácil: avala a su equipo a base de infraestructuras, es decir, su estadio y su nueva ciudad deportiva.

Pero el lío comienza precisamente ahí: el Manchester City no genera ingresos suficientes para acometer las obras de la ciudad deportiva. De iniciarlas se iría directamente a la bancarrota. La solución también fue sencilla: vendió su estadio, el City of Manchester, a Etihad –la empresa de su medio hermano Hamed bin Zayed Al Nahyanthe– a cambio de 400 millones de libras, el contrato de patrocinio más grande de la historia. Además, hizo extensible ese patrocinio a la futura ciudad deportiva.

Con este movimiento, el City incumplió dos normas bien claras del FFP: la prohibición de que los patrocinadores del club estén estrechamente relacionados con la propiedad del club y el hecho de que ese dinero inyectado de manera externa para garantizar la supervivencia del club. Además, que ese acuerdo se firmara por esa desorbitada cantidad era algo que no se había visto jamás. Sí por el patrocinio de un estadio de nueva construcción, como por ejemplo el Emirates Stadium del Arsenal, pero no por simplemente renombrar una propiedad ya existente. Más aún si esa propiedad ni siquiera te pertenece, porque el estadio pertenece al ayuntamiento de Mánchester.

La mayoría de clubes de la Premier mostraron su desacuerdo con este patrocinio, especialmente Liverpool y Arsenal. Pero la cosa no quedó ahí: instituciones como el Consejo de Europa aconsejaron a la UEFA que bloqueara dicho acuerdo. Esto nunca se produjo. Hicieron la vista gorda con el tema de los patrocinadores e introdujeron los 400 millones de patrocinio como parte de las “infraestructuras”. De este modo, el Manchester City no sólo entró dentro de los límites del FFP, sino que se permitió poder seguir gastando cantidades astronómicas de dinero en fortalecer su plantilla y debilitar la de sus rivales.


En este punto analizaremos lo que ha ocurrido como el jeque Abdullah Bin Nasser Al Thani en Málaga. ¿Por qué ha fracasado su proyecto? ¿Realmente no se ajusta al FFP? Cada día queda más claro que la responsabilidad no es suya, sino de unas instituciones locales, autonómicas y nacionales que no han sabido o no han querido solucionar un problema demasiado simple. Al Thani llegó a la Costa del Sol como mecenas y estuvo a punto de serlo, pero topó con el mayor enemigo que podía encontrar: la burocracia española. Planificó varios proyectos que hubieran situado a la zona, no sólo en la élite de España, sino de Europa y del mundo. También deportivamente. Pero todos ellos fueron rechazados, poniendo mil y una excusas que ya nadie cree. A Al Thani se le privó de realizar sus negocios empresariales en Málaga y se declaró en rebeldía, dejando al club a su suerte. Es el único pero que se le pone, y el más grave.

Uno de esos proyectos diseñados por el jeque fue la construcción de una ciudad deportiva, de la que el Málaga carece. La Academia, pretendía ser un referente mundial en la formación de jugadores, un atractivo más para un club que empezaba a tomar una pinta exquisita. Pero además, ofrecía al club un fundamento sólido que avalara la seriedad de su proyecto, también económicamente. Jamás se produjo una respuesta ni por parte del Ayuntamiento, ni de la Diputación, ni de la Junta de Andalucía para que se iniciaran las obras. Primero se alegó que no existían terrenos disponibles; una vez solucionado este asunto, que esos terrenos no eran válidos; y cuando por fin parecía todo solucionado, llegó la excusa estrella: “el Málaga no ha presentado ningún proyecto formal para iniciar las obras” en palabras de Francisco de la Torre, alcalde de Málaga.


Un simple movimiento hubiera permitido que el sueño malaguista siguiera en pie durante algún tiempo más. Un simple movimiento que jamás se produjo y que desencadenó una sanción ampliamente injusta basada en unas normas totalmente inverosímiles. El Málaga no podrá jugar en Europa la próxima temporada y está por ver cuál será su futuro. Ahora, sin ciudad deportiva, con el estadio de siempre, sin jeque, y está por ver con qué plantilla, el Málaga sólo puede confiar en una cosa: su afición, que no lo dejará caer jamás. Soplarán los vientos desde Nyon, desde Lausana, desde Madrid o desde la propia Costa del Sol, pero no podrán tumbar al Málaga. No mientras sus seguidores estén junto a él.

PabloG.

domingo, 9 de junio de 2013

¿Por qué es necesaria una liga de filiales?

 Ayer fue un día muy de promesas y de filiales. Se disputó la segunda jornada del Europeo sub-21 de Israel, el Castilla acabó dos puntos por encima del Barça B en Segunda y se consolidó como mejor filial de España, y además me topé con este genial artículo en la red. Todo ello me hizo plantearme la situación que viven las canteras de los equipos en España. Lo cierto es que, en tiempos de crisis, la explotación de éstas ha aumentado considerablemente. Eso demuestra que se está trabajando de maravilla en las categorías inferiores del fútbol español. Pero ¿se está trabajando en las mejores condiciones, al máximo posible? Mi respuesta es no. Y no porque los equipos no quieran o no sepan. Simplemente no pueden. No como están configuradas las competiciones en España actualmente. Urge crear una liga de filiales, un proyecto del que ya se ha hablado varias veces pero que finalmente ha quedado en nada. Y éstos, para mí, son los motivos principales:

1.- Mejora de la competitividad y la formación. El motivo esencial. Es difícil formar a jugadores talentosos y que den buen trato al balón en campos de Segunda B y Tercera. Es difícil, porque por lo general los equipos que disputan esas categorías son demasiado rudos, demasiado físicos. Es difícil, porque esos equipos necesitan ganar a toda costa y sin importar las consecuencias, porque cada fin de semana se juegan la vida. En definitiva, los equipos filiales se acaban contagiando. Eso provoca esquemas cerrados y con poca libertad que no permiten que fluya la creatividad. Demasiados pelotazos para jóvenes futbolistas que quieren ganarse la vida en Primera División.

2.- Estancamiento en los pozos de Segunda B y Tercera. No es fácil salir de estas categorías. Como ya hemos citado en el punto anterior, son ligas muy físicas, y necesitas imponerte a estos equipos tan rudos, o bien por medio de la fuerza, o bien por medio de la técnica. La primera forma es complicada teniendo en cuenta que la mayoría de futbolistas de los filiales tienen entre 18 y 23 años. La segunda, aún más, teniendo en cuenta la dureza de los equipos rivales y las pésimas condiciones que presentan la mayoría de campos. Además, después de terminar la liga, es necesario disputar interminables playoffs que resuelvan los ascensos.

3.- Los jugadores experimentados. Para hacer frente a las duras categorías inferiores del profesionalismo español, muchos clubes recurren a los fichajes de jugadores con amplia experiencia que aporten galones a unos grupos tan jóvenes. Esto permite ver a jugadores que rebasan la treintena de edad compartiendo vestuario con niños de 18. Y la idea, como tal, no es mala. El problema surge cuando esos futbolistas de treinta le quitan el puesto a los de dieciocho, estancando de este modo su progresión.

4.- Los jugadores prueban el éxito. Una vez que el filial logra salir del pozo de Segunda B, llega a Segunda. Ahora los problemas son de otro tipo: después de la primera o la segunda temporada, los futbolistas prueban las mieles del éxito y no quieren arriesgarse a esperar una llamada del primer equipo que puede que nunca llegue a producirse. Ya se han probado en una liga de exigencia y creen que están preparados, o bien para fichar por un equipo puntero de la categoría, o bien para hacerlo por alguno modesto de primera. Esto pasará la próxima temporada con la mayoría de futbolistas de Barça B y Castilla, y la experiencia ya nos dice que no siempre salen bien esta clase de aventuras, muchas veces por falta de cocción.

5.- El filial deja de ser un filial. Este punto es consecuencia directa del anterior. Cuando se produce la primera desbandada, los clubes no suelen apostar por una subida progresiva de juveniles. Se dedican a fichar promesas de otros equipos y acaban por formar un batiburrillo de jóvenes futbolistas con buenos representantes, no realmente un equipo. Además, se pierde de vista el objetivo fundamental del filial: prima mantener la categoría, no formar futbolistas. Como ya le ocurrió recientemente a Málaga, Sevilla y Villarreal, este conglomerado de futbolistas no termina de cuajar y acaba devolviendo al equipo al pozo de Segunda B.

6.- Liga adulterada. Castilla y Barça B, de momento, son casos aparte. Los filiales de los dos gigantes del fútbol español se encuentran cómodamente en Segunda, goleando incluso a sus rivales en varias ocasiones. No es de extrañar: el presupuesto que destinan estos equipos a su cantera supera ampliamente al del resto de equipos de la categoría (sólo superado esta temporada por los 30 millones del Villarreal). Real Madrid y Barça dominan con mano de hierro la liga, también en Segunda. Y la adulteran, además, ya que estos equipos no tienen permitido el ascenso y “roban” puntos vitales al resto de equipos para luego –normalmente– dejarse llevar cuando la salvación está lograda.

y 7.- Igualdad de oportunidades. Los mastodónticos presupuestos, apoyados en el sistema actual, provocan un curioso círculo vicioso que siempre acaba beneficiando a los más grandes: más dinero implica mejores jugadores; mejores jugadores implica mejores categorías; mejores categorías implica más dinero. Esto no ocurriría con una liga de filiales, lo cual daría lugar a que los jugadores no eligieran una cantera en función de la categoría que ésta pueda ofrecer, sino al trabajo que desarrolle con los futbolistas. Primaría la meritocracia y no los antiguos privilegios de los clubes adinerados que están destruyendo poco a poco la competencia y, con ella, la liga.

PabloG.