sábado, 1 de febrero de 2014

Hipócritas


Cuánta hipocresía hay en la prensa deportiva española. Los mismos que después del Mundial de Alemania 2006 pedían la cabeza de Luis Aragonés y no pararon de dar la tabarra hasta 2008 con que Raúl tenía que ir a la selección sí o sí, hoy lo entronizan.


Luis es un ejemplo. Un ejemplo de cómo no venderse ante los poderes. Un ejemplo de cómo no bajarse los pantalones ante nadie, porque tenía "el culo pelao". No diré que lo hizo en silencio porque sería mentira, Aragonés nunca se calló nada, pero a base de trabajo y más trabajo demostró a toda España que el único que tenía razón era él. Y se fue cuando estaba en lo más alto, cuando la prensa y la afición le limpiaban las botas, porque a cabezón jamás le ganó nadie. Si no lo quisieron en las malas, él no se iba a dejar querer en las buenas, porque de todas todas ese sentimiento era falso.

Aún me acuerdo de la primera vez que vi a España en directo. Fue un España-Francia pocos meses antes de la Eurocopa 2008. Yo vi ese día una pancarta en la que un señor, orgulloso supongo, ponía que Luis se dejara de juegos y convocara a Raúl, haciendo referencia a su ya superada ludopatía. Supongo también que esa pancarta se la comería a cachitos durante la celebración de la Eurocopa. Y seguramente hoy esté camuflado entre esos aduladores que elevan la figura de Luis Aragonés a la altura de los ángeles, cuando el Sabio de Hortaleza jamás fue así.

Hoy, en el día que hemos perdido no sólo a un gran trabajador sino a un gran hombre que se ha ido a la tumba con sus principios, no creo que sea tiempo de elevar su figura a los altares, sino de reflexionar un poco. Si todos esos piropos son sinceros, ¿por qué no se le dedicaron en vida? ¿Por qué se le persiguió sin piedad y se miró con lupa cada uno de sus gestos si tan bueno y tan santo era? No seamos hipócritas.

Hoy el fútbol español se ha quedado huérfano. Ha perdido a uno de los personajes más importantes de su historia. Como Joaquín Peiró, Luis Suárez y muchísimos otros a los que no se les reconocerá lo que fueron hasta que ya no estén con nosotros.

Descansa en Paz, Sabio de Hortaleza. Tu carácter y tu manera de hacer las cosas siempre fueron un ejemplo. Hiciste de tu manera de ver el fútbol tu estilo de vida y muy poquitos te entendieron. Qué pena.

PabloG.

El Barça se descalabra ante el Valencia

El Valencia de Pizzi dio la campanada en el Camp Nou (2-3) para dejar el liderato en el aire. Los ché, que no jugaron un partido excesivamente brillante, se impusieron a un Barcelona esperpéntico en defensa en el día en el que el coliseo azulgrana guardó luto en memoria de Luis Aragonés.


Con el corazón destrozado y el alma aún encogida, Barcelona y Valencia saltaron al Camp Nou para honrar la memoria de Luis Aragonés. El Sabio de Hortaleza pasó por ambos banquillos y dejó una huella imborrable, de modo que ese minuto de silencio, más corto de la cuenta, fue una forma poética de darle las gracias por tanto. Con Puyol en la grada e Iniesta en el campo, los focos se centraron en Xavi. Su gesto representaba a la perfección el sentir del fútbol español. De sentimiento profundo y sorpresa desmesurada. Todavía nadie se cree que Zapatones se haya ido para siempre. Xavi quedó huérfano, pues partió su maestro, aquel que le entregó el timón del fútbol cortito y al pie.

Sin embargo, el Barça no tenía cuerpo para homenajes. El encuentro, aunque precioso para el espectador, fue un suplicio para los blaugrana. Fue un partido de dos caras para ambos equipos: la bonita, la ofensiva; la fea, la defensiva. La bonita para el Barça fue la primera parte, en la que avasalló a su rival y sin embargo se fue al vestuario con el partido 1-1, muy probablemente de forma inmerecida. La fea, que más que eso fue horrorosa, llegó en la segunda mitad. Para el Valencia fue justo al contrario. Los hombres de Pizzi, sin hacer un partido excelso, supieron sobrevivir a los mejores minutos del Barcelona, empatar el partido en el primer descuido y aprovechar al máximo la decadencia defensiva de la zaga culé en la segunda mitad para llevarse la victoria.

El partido parecía seguir el guión con normalidad en los primeros minutos. El Barça arrasaba con Messi a la cabeza. El argentino ha mutado de repente de grandísimo goleador a grandísimo director de orquesta. Y el Barça lo agradece. Porque sigue siendo desequilibrante y además hace mejores a sus compañeros. Enriquece el fútbol del equipo. En una de las primeras acciones en las que le dejaron hacer, hizo. Se inventó un pase desde la izquierda para que Alexis rematara con la misma fortuna que espectacularidad y batiera a Diego Alves por alto.

Se gustaba el Barça, que quería hacer sangre a un frágil Valencia que se desarmaba en transición. Golpeaba una, y otra, y otra vez. Con Cesc descifrando el fútbol y Pedro como un auténtico puñal. Y golpear, golpear y golpear y volver a golpear, y golpear, y golpear, y golpear, parafraseando al mítico Luis. Pero los valencianos resistían de forma épica. Ayudó también la exhibición de reflejos de Diego Alves, salvador de su equipo en cada ocasión de peligro. Era lo único rescatable, junto a Feghouli, de un Valencia desmontado y sin rumbo.

Precisamente fue el argelino quien marcó el cambio de rumbo del partido. Se despegó por la banda otra vez, como ya lo había intentado un ciento de veces antes que esa. La diferencia fue que encontró compañía y el Valencia llegó hasta el fondo. Feghouli levantó la cabeza y vio llegar a Parejo desde atrás con ímpetu y se la regaló para que empatara el partido. Un pase de la muerte, como esos que se pusieron tan de moda en los 90.

El talento de Parejo guió al Valencia

El partido de hoy pasará a la historia como el del día en que Parejo devoró al centro del campo del Barcelona. El canterano madridista hizo su la parcela central del césped y se impuso con claridad primero a Xavi y Busquets, y luego también a Iniesta. Dio un auténtico recital de estrategia, de cómo organizar a un equipo para alcanzar la victoria sin ser brillante. Y lo sujetó con acierto durante todo el partido. Parejo se está erigiendo poco a poco en el líder de este nuevo Valencia de Pizzi. Por talento y por un carácter ganador que hasta ahora no había mostrado al máximo nivel de competición pero que se le presuponía en su brillante paso por las categorías inferiores de nuestro fútbol. Está ocupando ese vacío de liderazgo que acusaba la plantilla para empujar a su equipo hacia arriba.

Y entre un Parejo imperial y un Barça que se puso nervioso atrás, apareció Piatti de cabeza para hacer realidad todos los temores blaugrana. El argentino, con su metro sesenta y tres de altura, ya puede añadir a su currículum un gol de cabeza tanto al Madrid como al Barcelona esta temporada. Algo que no habla muy bien de ninguna de las dos defensas.

De poco sirvió el conato de resurrección culé, que alcanzó su pináculo con un gol de Messi de penalti tras una rigurosa mano de Ricardo Costa. Fue un espejismo. Seis minutos después el que marcaba era Paco Alcacer para confirmar el esperpento de la zaga del Barça: hizo un desmarque al primer palo que Piqué no entendió y remató a placer mientras el catalán giraba la cadera de manera extraña.


Para más inri, Jordi Alba se marchó a la caseta antes de tiempo, acabando con cualquier esperanza de remontada. Es la primera expulsión del Barcelona esta temporada y probablemente la más dolorosa, porque ocurrió justo el día menos oportuno. El día en que el Barça dejó en el aire su liderato con una surrealista segunda parte.

PabloG.