La
final de la UEFA Champions League 2012/13, la que consagró con justicia al
Bayern de Múnich como mejor equipo de Europa con su quinto cetro continental,
fue un espectáculo insuperable que sirvió como broche de oro para el mejor
torneo de cuantos se recuerdan en el Viejo Continente. Pocas veces estuvo tan a
la altura de cuanto se espera de ella la máxima competición europea y su final
no fue menos: absolutamente magistral. A continuación repasaremos 10 detalles
que nos servirán como resumen para entender lo que se vivió la noche del 25 de
mayo de 2013 en el mítico estadio de Wembley, en Londres.
1.-
El valiente planteamiento de Jürgen
Klopp y la superioridad táctica del Borussia Dortmund durante la primera media
hora de juego. Hizo buen uso de
su silencio el
carismático preparador aurinegro. Sus hombres salieron desde el primer momento con una idea muy clara
en sus cabezas: ser fieles a su estilo. El Borussia ejerció una intensa presión
en el centro del campo en la que los hombres de tres cuartos de campo, Reus,
Grosskreutz y Blaszczykowski se juntaban con Gündogan y Bender para impedir que
el Bayern pudiera realizar una salida de balón limpia. El gran perjudicado fue
Schweinsteiger, el motor de este Bayern, que fue incapaz de dirigir a su equipo
asfixiado por la maraña borusser.
2.-
El partidazo de Marco Reus. Nacido
en Dortmund y fan del Borussia desde ese mismo instante, vivió sobre el césped
la experiencia más grande de su vida. No quiso desperdiciar la ocasión: realizó
su mejor actuación desde que regresara al club de sus amores allá por el mes de
julio. Terminó el partido sin obtener el premio del gol, pero fue un quebradero
de cabeza constante para la defensa del Bayern de Múnich. Su verticalidad
desangró al Bayern en los mejores minutos del Dortmund. Una vez que estos
pasaron, continuó peleando cada balón hasta el final. Se convirtió en el
principal argumento ofensivo del BVB. Además, como ya hemos visto en el
anterior punto, fue una pieza fundamental en la presión de su equipo.
3.-
Las fantásticas actuaciones de Neuer y
Weidenfeller. Los porteros de ambos equipos evitaron que la final, además
de una fiesta del fútbol, lo fuera también del gol. Sus paradas dieron
consistencia y seguridad a sus compañeros. En Wembley, ambos porteros
intercambiaron papeles. Las intervenciones más espectaculares las puso
Weidenfeller, salvando varios mano a mano y deleitándonos con más de una
meritoria estirada. Neuer, en cambio, estuvo mucho más sobrio pero realizó un
partido mucho más completo; no cometió ni un solo fallo.
4.-
Javi Martínez, el eje del Bayern. El
internacional español fue el mejor jugador de cuantos hubo en el campo. Sólido
como siempre deslumbró como nunca. Estuvo muy atento en la recuperación de
balón e impecable en las entregas para otorgarle a su equipo valiosas segundas
oportunidades. Nunca se fue del partido: brilló aún más cuando el Bayern sufría
el acoso de un Borussia que salía en tromba. En ese momento, Javi sacó su
escoba para imponerse en la zona ancha y darle equilibrio a un equipo que
corría el riesgo de romperse. Jamás perdió la posición. Simplemente, estuvo
colosal.
5.-
Los errores puntuales condenaron al BVB.
Mats Hummels entró a Wembley con el cartel de mejor central de Europa y salió
humillado. El motivo: sus fallos y despistes defensivos, algunos imperdonables,
dieron vida al Bayern y acabaron por proclamarle campeón de Europa. Aunque no
fue un problema exclusivo del alemán –la defensa aurinegra, en general, mostró
un nivel mediocre–, sí que fue el máximo responsable de la debacle final. Su
compañero Subotic, el mejor de los zagueros del Dortmund en Wembley, le salvó
más de una vez de la guillotina futbolística. Debe mejorar mucho la faceta
defensiva y, sobre todo, la mental si quiere llegar a convertirse en un central
que marque una época en el fútbol mundial.
6.-
La determinación de Ribèry. El
extremo francés no tuvo una noche exuberante. En realidad, sí que la tuvo, pero
mucho menos vistosa que esas exhibiciones de agilidad, calidad y habilidad a la
que nos tiene acostumbrados. Estuvo mucho más pendiente del colectivo, del bien
del equipo, de que esta vez no se escapara de nuevo la copa. Consiguió el
objetivo y terminó el partido con un sobresaliente. Cada vez que apareció por
dentro, hizo del Dortmund un destrozo. De hecho, los dos goles nacieron de sus
botas: en el primero filtró un delicioso pase
interior que Robben se encargó de llevar hasta la línea de fondo; en el
segundo, un taconazo suyo en la frontal, recibido de nuevo por el holandés, fue
el prólogo de la fiesta muniquesa.
7.-
El BVB supo reponerse. Lo que
parecía una quimera en un equipo tan inexperto como el de Klopp terminó
convirtiéndose en realidad: el Borussia Dortmund supo reponerse a un marcador
adverso en la final de la Liga de Campeones. Tras el gol de Mandzukic, continuó
jugando del mismo modo que lo había hecho hasta el momento y encontró la
recompensa tras el absurdo penalti cometido por Dante sobre Reus. El empate de
Gündogan desde los once metros trasladó el problema al Bayern: ahora eran los
muniqueses los que debían ser fuertes mentalmente para no echar a perder ell
trabajo que habían hecho hasta el momento. El golpe fue el doble de doloroso,
teniendo en cuenta que los hombres de Heynckes habían perdido las dos últimas
finales que habían disputado.
8.-
Robben rompió su maldición en las
finales. Si alguien se quitó un peso de encima cuando Nicola Rizzoli señaló
el final del partido, ese fue Arjen Robben. El extremo holandés vivió un
calvario de ochenta y ocho minutos del que se transportó al paraíso en el
transcurso de unos pocos segundos. Concretamente lo que tardó en recoger el
balón que le entregó Ribèry en el área, driblar a cuantos defensores salieron a
su paso y batir con un suave toque de puntera a Weidenfeller. Atrás quedaron
sus tres mano a mano desperdiciados, su miedo ante el que Subotic se hizo
grande para robarle el gol en la línea, su ansia por querer demostrar que en
las grandes ocasiones también puede ser importante. Su mala suerte, en
definitiva. Fue el merecido héroe de la quinta Copa de Europa del Bayern de
Múnich.
9.-
Der
Bayern-Dusel. Cuenta la leyenda que comenzó en 1974 cuando el Bayern le
empató al Atlético de Madrid en el descuento de la final de la Copa de Europa y
después golearon en el partido de desempate (4-0). Después, otros muchos casos
se han encargado de reafirmar sólidamente su existencia. Un ejemplo reciente fue el campeonato liguero conseguido por los
muniqueses en la temporada 2000/01. Un gol en el último minuto de Patrick
Anderson, el único que consiguió como jugador del Bayern, le dio el título a su
equipo cuando el Schalke ya se sentía campeón. La “potra del Bayern”, la que le
ha hecho grande en Alemania, en Europa y en el mundo, volvió a aparecer en
Londres. Esta vez para darle su quinto cetro continental en el último instante
del partido.
y
10.- El premio para la generación de 2010. Esta Champions
League ha servido para hacer justicia con aquel grupo que rozó el cielo en 2010
y 2012. Precisamente en 2010 se pusieron las bases de esta máquina del fútbol
que tiene a Louis van Gaal como padre. Con él debutaron unos jovencísimos y
desconocidos Thomas Müller, David Alaba, Toni Kroos, Holger Badstuber o Diego
Contento. Además, reubicó a Schweinsteiger en el centro del campo y explotó
todas las cualidades de Lahm otorgándole una libertad que nunca antes tuvo.
Después, Jupp Heynckes puso el resto, que no es poco. Todos ellos merecen este
título que engrandece y consagra aún más sus carreras.
PabloG.