martes, 22 de octubre de 2013

La Juve, un monstruo dormido

Hubo un tiempo en el que la liga italiana estuvo dominada por el equipo menos italiano de todos. La Juventus que diseñó Conte era un equipo excelso: dominaba a través del balón con claridad y aportaba ese puntito de superioridad física cuando era necesario. Pero sobre todo, tenía una capacidad extraordinaria para competir. Y ganar.


Conte estructuró su equipo a partir de ese 3-5-2 que permaneció inmutable desde su implantación: funcionó de maravilla. Confió en una idea y en unos hombres que repetían una y otra vez en la alineación titular, unos futbolistas que asimilaron la idea y la elevaron a su máxima potencia. Ahora, con la llegada de otro animal competitivo como Tévez, el mejor once posible de la Juve es el siguiente: Buffon; Barzagli, Bonucci, Chiellini; Lichtsteiner, Vidal, Pirlo, Marchisio, Asamoah; Tévez y Vucinic. Tres centrales que además de defender bien saben iniciar la jugada desde atrás, dos carrileros profundos y peligrosos, dos interiores de ida y vuelta y unos puntas asociativos, solidarios y con gol. Y Pirlo, claro.

¿Por qué hablar en pasado de un equipo tan brillante? Porque esta temporada no termina de carburar. Domina, aunque sin la misma suficiencia que antes, y de repente se atasca y se va del partido. Donde mejor se vio fue en el partido del pasado fin de semana contra la Fiorentina. Hasta el minuto sesenta, los bianconeri dominaban el balón y el partido. Pero era un dominio estéril, más allá de sus dos goles de ventaja. Poco ritmo, pocas dudas en el equipo rival y un dominio más táctico que técnico. Ese es el principal problema de la Juve este año: su circulación de balón es demasiado lenta. Tanto, que no consigue sorprender al rival. Y en un cuarto de hora, ¡plof!, cuatro goles en contra y tres puntos que parecían asegurados se esfuman.

La del Artemio Franchi fue la derrota más dura de la era Conte y el equipo llega al Bernabéu con el ánimo por los suelos. Pero cuidado: nunca se puede dar por muerto a un equipo que ha sido capaz de revolucionar el calcio y dominarlo con un estilo diametralmente diferente al que se venía viendo en los últimos años. Estas son las claves del juego de la Juve:

La importancia de los centrales

En la idea de Conte la línea defensiva cobra una importancia capital. No en vano, hasta que no introdujo a tres hombres en la línea defensiva, su equipo no adquirió la libertad de movimientos que lo convirtió en una máquina de sorpresas continuas para el rival.

Barzagli, Bonucci y Chiellini juegan muy adelantados. Tanto, que en muchas jugadas envuelven a Pirlo y se colocan a su altura. Esto permite una salida de balón eficaz y limpia, fuente inagotable de ocasiones y dominio del partido. En corto, el que lidera la salida es Chiellini, pero si el plan falla, recurren al guante en la bota de Bonucci. El número ‘19’ juega en el centro y más retrasado que sus dos compañeros, por lo que tiene más tiempo para armar la pierna en busca de un pase largo que casi siempre llega al lugar deseado. En el partido frente a la Lazio, repartió dos asistencias de gol desde más de 40 metros de este modo. Arma peligrosísima y muy a tener en cuenta.

Además, en defensa es un factor importante que jueguen tan arriba: suelen abandonar su posición para ayudar a los mediocentros en la recuperación del balón. Pero que esta posición tan adelantada de la línea defensiva tiene también un gran inconveniente. Cualquier error en un pase deja al equipo al descubierto. Esto convierte a los bianconeri en un equipo frágil al contragolpe, algo que el Real Madrid puede aprovechar de maravilla.

Pirlo, la virtud y el defecto

Un factor marcó las diferencias entre la Juve y el resto: el fichaje de Pirlo permitió a Conte articular el equipo a su alrededor y darle libertad sobre el césped. La Vecchia Signora jugó bien y ganó dos Scudettos y Pirlo se consagró como el enorme futbolista que es. Pero también se creó una dependencia de su fútbol para el buen funcionamiento del equipo. Una dependencia que, ahora que Pirlo afronta el final de su carrera, comienza a preocupar, porque no se le encuentra solución.


No es casualidad que el mejor partido de la temporada de la Juventus haya coincidido con el mejor partido de Pirlo. La Lazio le dejó campar a sus anchas por el centro del campo y el resultado final fue de 4-1. Su visión de juego y su talento siguen intactos, a pesar de los años. Pero los problemas comienzan cuando los equipos enciman a Pirlo. Entonces, la Juve debe buscar otra vía para iniciar la jugada con la que no se siente cómoda.

Tener a Pirlo como hombre más retrasado implica poner a su lado a dos mediocentros fuertes que le tapen las carencias defensivas. Ese, además de aparecer constantemente en el área, es el papel de Vidal y Marchisio, jugadores de mucho corazón y poderío que, sin embargo, no reúnen las cualidades necesarias para iniciar las jugadas de ataque cuando Pirlo no puede.

Sin Lichtsteiner, la Juve respira con un pulmón menos

En los años 70, Brasil revolucionó el fútbol alterando una de sus posiciones tradicionales. Transformó al clásico defensor lateral en una peligrosa arma ofensiva que llegaba hasta la línea de fondo cuando nadie lo esperaba y la llamó carrilero. Ahora, en el siglo XXI, muchos equipos beben de esta idea, pero pocos tienen hombres capaces de desarrollarla a la perfección. Lichtsteiner es el que mejor lo hace del mundo. El suizo defiende como un lateral, se asocia como un interior y ataca como un extremo. Además, su capacidad de sacrificio es imprescindible para hacer lo que Conte exige a sus hombres de banda asfixiar al rival con la ayuda de los mediocentros y obligarlo a entrar por el centro.

Lichtsteiner, junto a Vidal es el hombre más importante de la Juventus, Pirlo aparte. El problema es que el ex de la Lazio no estará en el Bernabéu salvo sorpresa de ultimísima hora y la Vecchia Signora no tiene a ningún futbolista capaz de relevarlo en sus funciones con las mismas garantías. Una baja sensibilísima.


Variedad en la delantera

Los fichajes de Carlos Tévez y Fernando Llorente han dado a la Juventus multitud de posibilidades y matices en la punta del ataque. Ahora, a los goles de Quagliarella y al tremendo talento de Vucinic se une la pelea de Tévez y el juego de espaldas de Llorente. Es interesante, sobre todo, la variante del riojano, que rompe con la armonía de jugadores de movilidad del equipo: cuando está en el campo, su cometido es bajar los balones que le llegan de los pies de Bonucci o Pirlo y dejarlo en condiciones óptimas para que Vidal o Marchisio puedan sorprender con sus llegadas.

Pero, independientemente de quién juegue, la labor que desempeñan los delanteros en defensa es vital para el buen funcionamiento del bloque. Son los que inician la presión altísima y escalonada que propone la Juve y que le permite envolver a su rival.

En el Bernabéu, la Juventus se enfrenta al reto más grande desde su renacer como gran potencia futbolística de Italia. Debe ganar para no descolgarse en un grupo aparentemente sencillo, pero sobre todo debe recuperar las sensaciones perdidas en este inicio de curso. El potencial es igual o mayor que el año pasado. Simplemente están dormidos.

PabloG.

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