sábado, 23 de noviembre de 2013

Y Götze bailó en el infierno

El Bayern de Múnich pasó por encima de un BVB mermado por las bajas (0-3) y dejó a su rival a siete puntos de diferencia en la tabla. Una exhibición de Robben permitió la goleada iniciada por un gol de Götze. El niño prodigio incendió los sueños de los que antes lo amaban.

En alemán, la palabra götze significa ídolo. Eso era Mario hasta mayo en el Westfalenstadion, ahora es el más cruel de los villanos. Y por sí no acumulaba suficiente odio en torno a su persona, anotó el tanto que desató la goleada del Bayern. Un gesto de “yo no tengo la culpa” sustituyó a la celebración rabiosa que le quemaba por dentro y sirvió para enmudecer a uno de los estadios más vibrantes del mundo. El muro amarillo fue derribado desde dentro, con pólvora fabricada en Dortmund y con un sabor amargo a lo que ayer brillaba de negro y oro.

A Mario Götze sólo le hicieron falta diez minutos para desencasquillar el partido. Cuando recibió en el área no se lo pensó: un punterazo para meterla en la jaula que defendía Weidenfeller. Pero durante esos segundos, pasaron por su mente todos sus recuerdos de ese templo llamado Westfalenstadion. Los grandes triunfos, las grandes derrotas, las lágrimas derramadas por alegría, tristeza y nervios. Su debut. Hoy le tocó la parte más amarga. Vivió uno de los momentos más desagradables de su vida cuando su nombre fue mencionado por la megafonía y pisó de nuevo aquel césped mágico. Una jauría de 80.000 lobos que antes lo adoraban silbó y abucheó hasta la extenuación. El resultado fue la imagen más angustiosa que se ha visto en mucho tiempo en un estadio de fútbol. Pero Götze decidió el partido. Bailó sobre un césped que le quemaba los pies.

El primer gol del Bayern fue una ayuda recíproca entre Götze y Guardiola. Al primero le sirvió para aliviarse y al segundo para confirmar que había dado en la tecla. La entrada del alemán, junto a la reaparición de Thiago, fue un brusco giro de volante en el planteamiento del de Santpedor. Al comienzo del duelo, los encargados de fabricar los goles eran Mandzukic y un Javi Martínez más adelantado que nunca desde que está en Alemania, como en los viejos tiempos, casi de mediapunta. El Bayern dominaba pero se atascaba ante un Dortmund que lo frenaba por pura intuición: el camino al gol era demasiado simple. Guardiola miró al banquillo y cedió la responsabilidad a Götze, centró a Robben, adelantó a Kroos, le puso por detrás a Thiago y colocó a Javi de central. El resultado fue un incontestable jaque mate. Klopp, que jugaba con las negras, no fue capaz de evitar que el Bayern ganara la partida.

El partido dejó muy claro que las numerosas bajas que presentaba –y presentará durante varias jornadas– el BVB, sumado al gran y brillante fondo de armario que acumula el Bayern en su plantilla, son un desequilibrio demasiado fuerte para la Bundesliga. Salvo sorpresa, parece sentenciada.

Buena parte de culpa la tiene Robben, verdugo de Wembley, que hoy volvió a sacar su hacha a pasear. Autor del segundo gol bávaro e ingeniero de la vertiginosa jugada del tercero. Está al nivel de los mejores del mundo. Su juego, puramente vertical, se vio gráficamente definido en los prolegómenos de su tanto. Thiago lo activó con un magistral pase en largo cuando el BVB se descomponía y él no tardo ni cinco segundos en plantarse ante Weidenfeller para batirlo con una suave vaselina que a punto estuvo de tocar Götze. Después, un eslalon de los que tanto le gustan sirvieron para que le dejara en bandeja a Lahm la asistencia para Müller. 0-3 y una liga rota.

Un delantero brutal

Pero no todo fue negativo para el Borussia Dortmund, que ya es tercero en la tabla a siete puntos del Bayern. Demostró que tiene en sus filas al mejor delantero del mundo, que se llama Robert y se apellida Lewandowski. El polaco dio una auténtica exhibición de cómo un delantero puede hacer un partido brillante sin marcar goles. La defensa bávara, que le pegó de principio a fin, soñará con él. Fue un tormento, capaz de ganar cualquier balón que se propusiese. Por el centro o en la bandas, cada vez que sus compañeros le buscaban, lo encontraron. Y si no marcó fue porque tenía la pólvora mojada, quizá de sudor por tanto esfuerzo y tanta lucha.

También hay que señalar que Lewandowski acaba su contrato con el BVB en junio, que no va a renovarlo y que puede haber sido su último gran duelo alemán en el Westfalenstadion. Quizá la próxima temporada lo juegue vestido de rojo. Es el inicio de una nueva era para un Bayern candidato a todo de nuevo y que no tiene miramientos con la entidad de su rival a la hora de aplastarlo. Y Götze sonríe: por eso dejó su casa rumbo a Múnich.

PabloG.

1 comentario:

  1. El resultado fue injusto pues el Dortmund jugó bien pero la mala suerte lo mató.
    Klopp no tenía defensa y Guardiola no tenía a Ribery.

    ResponderEliminar