miércoles, 13 de marzo de 2013

¡Sí se puede!


Hoy es el gran día. Veintiocho siglos después del primer asentamiento fenicio en el territorio de Malaka, la ciudad de Málaga vivirá esta noche el momento más importante de su historia. Hoy se juega su orgullo, su historia, su fortaleza; en esta batalla se disputa el pasado, el presente y el futuro de una ciudad, de un pueblo, de una civilización. Es Málaga contra el mundo, contra las leyes prestablecidos en el orden mundial, en la jerarquía natural del deporte y de la vida, personificadas en un Oporto que no hace prisioneros. Pero esto es Málaga, y si en algún lugar del mundo pueden hacerse realidad los sueños es aquí, en el corazón de Andalucía. Memoria, compromiso y fe.


Otra vez un 13 de marzo marcado en rojo en el calendario malaguista. El caprichoso destino quiso que diez años después de la apoteosis vivida en La Rosaleda en el partido contra el Boavista, otro equipo portugués y portuense aterrice en Málaga. Esta vez es el equipo por excelencia del país vecino, un dominador con puño de hierro que ha basado sus éxitos en el poder de su bloque, un juego exquisito, ventas multimillonarias y grandes fichajes a precio de saldo. Tampoco el Málaga es el mismo: existen muchas similitudes en ciertas posiciones, pero el grupo actual es mucho más maduro y experimentado. Eso sí, la ilusión de la afición no ha variado. Y si lo ha hecho ha sido para crecer aún más. Málaga está volcada con su equipo, con su ejército desarmado que busca la justicia y la libertad. Ni Platinis, ni UEFA, ni TAS, ni falsos jeques –o no– serán capaces de despertarla de este dulce y acaramelado sueño.

Y es que este Málaga es el cúmulo de muchas cosas, de muchas emociones y sueños:  es heredero del legado de aquel SuperDepor que enamoró al mundo, es hijo de los logros de aquel Valencia que acarició por dos veces la tan preciada Orejona, es hermano de sentimientos del fabuloso Villarreal de Pellegrini que vio truncado su sueño desde el fatídico punto de penalti del Madrigal; por sus venas corre la sangre del Sevilla de las dos Copas de la UEFA y del Betis que abrió la veda de la Champions en Andalucía. Es andaluz de alma, español de sentimiento y universal de corazón. Es todo eso y mucho más. Por eso, cuando esta noche a las 20:45 suene el pitido inicial, un único grito retumbará en Málaga, Andalucía, España y en cada rincón del Universo: ¡¡¡Sí se puede!!!

PabloG.

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