sábado, 27 de octubre de 2012

Orgullo malagueño


Málaga se está convirtiendo en ciudad de culto para el deporte europeo. Y es por culpa, entre otras cosas, del espectacular momento del Málaga en el plano futbolístico y del Unicaja en el baloncestístico. Es una suerte inmensa contar con dos equipos de tal magnitud en la ciudad. Hubo que sufrir una vez más, pero el equipo verde logró una importantísima victoria ante un rival de entidad como el Montepaschi de Siena. Cada vez queda más claro que lo que hace grande a este equipo es la defensa. Cuando funcionó, el Unicaja fue inmensamente superior al Montepaschi; cuando hizo aguas, el partido se puso demasiado cuesta arriba. También es imprescindible para un equipo que aspira a ganador el tener en su plantilla a jugadores que marquen la diferencia. El Unicaja tiene, y no pocos. Y lo mejor es que, a la hora de la verdad, todos asumieron sus responsabilidades. Si esta victoria fue posible, fue gracias a la gran actuación coral de Calloway, Williams, Vázquez y el hasta hoy desorientado Gist. Tampoco hay que olvidar el plus que aporta el empuje del Carpena y el talento en el banquillo de Jasmin Repeša, sin duda el auténtico crack de este equipo. El entrenador croata no paró en todo el encuentro hasta que consiguió transmitir su intensidad a su equipo para que se llevara la victoria. Con un hombre así en el banquillo todo es más fácil.


Volvió a mostrar dos caras bien diferenciadas el Unicaja: la intensa y eficaz del primer y el último cuarto, y la pasiva e impotente de algunos tramos del segundo cuarto y todo el tercero sin excepción. Pasó de ser un muro en defensa a un auténtico coladero en cuestión de minutos, lo que provocó que un Montepaschi que se había visto apabullado en el primer sector renaciera para dominar el partido. Y la culpa, aparte del desatino defensivo de Unicaja, la tuvo el insólito acierto de los italianos desde la línea de tres puntos. Hasta nueve canastas de quince intentos anotaron desde la línea de 6’75 con la espectacular puntería de Janning –cuatro de cuatro– como protagonista. Mientras la anotación sienesa de dos puntos se reducía a un triste ¡dos de once! No es de extrañar si su primera canasta desde dentro de la zona la anotó Moss a mediados del segundo cuarto. Todo esto se tradujo en unos demoledores veintisiete puntos en el segundo cuarto que dejaban uno abajo a los malagueños.

Pero el Unicaja lograba seguir la estela de una forma u otra, apoyado en la magia de Williams. El problema se desencadenó cuando el Unicaja dejó de dar señales de vida en todos los sentidos. Brown, Kemp, Ress y Moss sacaron el máximo provecho de la situación a base, cómo no, de triples para darle a su equipo una ventaja de trece puntos (51-64), la mayor de la noche. Parecía una batalla perdida. Sin embargo, Repeša se empeñaba en que su equipo, demasiado blando atrás, se enganchara al partido.


Era necesario un cambio de actitud. Había que ponerse serios y apretar los dientes para cortar la hemorragia defensiva. También era necesaria una señal de alguno de los líderes del equipo para que guiara al grupo. Lo sorprendente es que, esta vez, todos la dieron. Hasta Gist. El americano firmó un último cuarto sensacional bajo los dos tableros. Fue –quién lo iba a decir– la viva imagen de la intensidad que exigía Repeša. Lideró, junto a un Vázquez que mostró su mejor versión en el cuarto final, Calloway y, por supuesto, Williams al Unicaja más concentrado que se recuerda. Después de encajar veintisiete y veinticinco puntos en el segundo y tercer cuarto respectivamente, dejó al Montepaschi en unos tristes doce. El equipo de la toscana no sabía dónde meterse. Los triples ya no entraban, Moss era el desacierto personificado y el Unicaja cada vez iba a más. Esto provocó un final de infarto, en el que Gist metió al Carpena aún más en el partido con un mate antológico a aro pasado y con la oposición de dos jugadores. Con Williams anotando y asistiendo de maravilla, y el partido empatado (80-80), la última posesión le quedó a Unicaja. Simon se la jugó, pero la prórroga se hizo inevitable.


Inevitable a la par que vibrante. El broche de oro a un partido extraordinario. El duelo a pistola librado entre Williams –15 puntos– y Brown –22 puntos– alcanzó su cénit. La ventaja del Unicaja fue la de contar con el termómetro de Calloway y la incontrolable potencia de Gist a su favor. Un triplazo y una bandeja de uno, y una espectacular jugada defensiva final, tapón incluido, del otro sellaron la segunda victoria consecutiva en Europa del equipo de Repeša. No existe motivo alguno para retirar toda la ilusión depositada en este fantástico equipo, dirigido por un entrenador sublime.

PabloG.

2 comentarios:

  1. Que partido más espectacular. Que ganas de ir el año que viene cuando esté en Málaga. De todas formas note que había bastantes huecos en el Carpena Parece que algunos se han pasado al lado futbolero ahora que van bien las cosas por la Rosaleda

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    1. Parece ser, sí. No es de extrañar por aquí, la verdad. De todas formas, la crisis también se nota, y mantener el ritmo liga-Euroliga se hace difícil. Yo también tengo ganas de ir al Carpena de nuevo, a ver si puedo coger alguna entradita pronto.

      ¡Saludos!

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