Mientras
en España todo el mundo sigue pendiente del derbi madrileño, en Alemania se
jugó el partido de la jornada en Europa. Tampoco sería una locura referirse a
él como el partido del año. No cabe duda de que el espectáculo que han ofrecido
Bayern de Múnich y Borussia Dortmund ha sido fascinante. El partido nunca ha
tenido un dominador claro: mientras el Bayern dominaba el esférico, el Dortmund
era indiscutiblemente mejor en el aspecto táctico. El planteamiento que realizó
Jürgen Klopp fue muy similar al que se vio en los dos partidos que enfrentarona su equipo con el Real Madrid, arriesgado a la par que brillante. Existen
pocas formas de parar a esta apisonadora llamada Bayern de Múnich, pero esta no
es sólo una de ellas, sino que es la más eficaz. Sacrificó a Götze, Reus y
Blaszczykowski en defensa con el fin de que los bávaros no se movieran con soltura
y aprovechar al máximo las contras. El resultado no pudo ser mejor:
Schweinsteiger fue el futbolista que más kilómetros corrió y el que menos
contacto tuvo con el cuero.
Este
Bayern es sideral. Que su máximo competidor tenga que recurrir a entregarle el
balón para poder defenderse lo deja bien claro; que ese equipo sea el Borussia
Dortmund, uno de los mejores equipos de Europa en cuanto a juego, hace aún más
fascinante la hazaña. Nunca perdieron lo hombres de Heynckes el control del
partido durante la primera mitad y lo hicieron muy poco durante la segunda.
Fueron muy superiores, y si no llega a ser por Weidenfeller, seguramente
hubieran ganado el partido. El veterano portero aurinegro firmó una actuación
extraordinaria. Con el uno a uno y el partido en un puño, abortó un mano a mano
con Kroos, sacó un balón de la escuadra a Müller y evitó el gol de Javi Martínez
con un inverosímil vuelo de poste a poste. Y todo ello en dos minutos, lo que
va del ochenta y seis al ochenta y ocho.
Tanto
dominó el Bayern que el primer gol no hubiera sido una sorpresa de no ser por
su increíble belleza. Kroos recibió en la frontal, dribló a dos defensas y se
la puso imposible a Weidenfeller. Fue el colofón a un año sensacional: ha
pasado de no jugar a ser un pilar tanto en el Bayern como en la selección
alemana. Parecía que la victoria local sería un hecho, el público cantaba a rabiar
celebrando el estar a catorce puntos del Dortmund, una distancia insalvable. El
fino y duro trabajo táctico de los hombres de Klopp no serviría de nada. O sí.
Sólo un hombre pudo darle sentido al tremendo partidazo que estaba haciendo su
equipo, y ese fue Mario Götze. La fulgurante promesa –y realidad– alemana no su
puso nerviosa en el área. Controló con el pecho un rechace y tuvo todo el
tiempo del mundo para cruzarla con la izquierda y firmar un golazo.
Eso
sí, el partido también tuvo su parte negativa: tanto Bayern como Dortmund
perdieron a uno de sus centrales por lesión. Subotic tuvo que retirarse a diez
minutos del final debido a unos dolores en el abductor. Peor suerte corría
Holger Badstuber, que se perderá lo que resta de temporada. El potente zaguero
bávaro se quedó clavado en el césped después de una finta de Götze y su
ligamento cruzado dijo basta. Deberá permanecer alrededor de seis meses de
baja. Quizá llegue a tiempo para celebrar el alirón de su equipo. Al menos hoy
su tristeza será menor sabiendo que siguen a once. Pocas veces en los últimos
años se ha visto un Bayern tan completo. Está llamado a hacer historia.
PabloG.
No hay comentarios:
Publicar un comentario