Málaga se está
convirtiendo en ciudad de culto para el deporte europeo. Y es por culpa, entre
otras cosas, del espectacular momento del Málaga en el plano futbolístico y del
Unicaja en el baloncestístico. Es una suerte inmensa contar con dos equipos de
tal magnitud en la ciudad. Hubo que sufrir una vez más, pero el equipo verde
logró una importantísima victoria ante un rival de entidad como el Montepaschi
de Siena. Cada vez queda más claro que lo que hace grande a este equipo es la
defensa. Cuando funcionó, el Unicaja fue inmensamente superior al Montepaschi;
cuando hizo aguas, el partido se puso demasiado cuesta arriba. También es
imprescindible para un equipo que aspira a ganador el tener en su plantilla a
jugadores que marquen la diferencia. El Unicaja tiene, y no pocos. Y lo mejor
es que, a la hora de la verdad, todos asumieron sus responsabilidades. Si esta
victoria fue posible, fue gracias a la gran actuación coral de Calloway,
Williams, Vázquez y el hasta hoy desorientado Gist. Tampoco hay que olvidar el
plus que aporta el empuje del Carpena y el talento en el banquillo de Jasmin Repeša, sin duda el auténtico crack
de este equipo. El entrenador croata no paró en todo el encuentro hasta que
consiguió transmitir su intensidad a su equipo para que se llevara la victoria.
Con un hombre así en el banquillo todo es más fácil.
Volvió a mostrar
dos caras bien diferenciadas el Unicaja: la intensa y eficaz del primer y el
último cuarto, y la pasiva e impotente de algunos tramos del segundo cuarto y
todo el tercero sin excepción. Pasó de ser un muro en defensa a un auténtico
coladero en cuestión de minutos, lo que provocó que un Montepaschi que se había
visto apabullado en el primer sector renaciera para dominar el partido. Y la
culpa, aparte del desatino defensivo de Unicaja, la tuvo el insólito acierto de
los italianos desde la línea de tres puntos. Hasta nueve canastas de quince
intentos anotaron desde la línea de 6’75 con la espectacular puntería de
Janning –cuatro de cuatro– como protagonista. Mientras la anotación sienesa de
dos puntos se reducía a un triste ¡dos de once! No es de extrañar si su primera
canasta desde dentro de la zona la anotó Moss a mediados del segundo cuarto.
Todo esto se tradujo en unos demoledores veintisiete puntos en el segundo cuarto
que dejaban uno abajo a los malagueños.
Pero el Unicaja
lograba seguir la estela de una forma u otra, apoyado en la magia de Williams.
El problema se desencadenó cuando el Unicaja dejó de dar señales de vida en
todos los sentidos. Brown, Kemp, Ress y Moss sacaron el máximo provecho de la
situación a base, cómo no, de triples para darle a su equipo una ventaja de
trece puntos (51-64), la mayor de la noche. Parecía una
batalla perdida. Sin embargo, Repeša
se empeñaba en que su equipo, demasiado blando atrás, se enganchara al partido.
Era necesario un cambio de actitud. Había que ponerse serios
y apretar los dientes para cortar la hemorragia defensiva. También era
necesaria una señal de alguno de los líderes del equipo para que guiara al
grupo. Lo sorprendente es que, esta vez, todos la dieron. Hasta Gist. El
americano firmó un último cuarto sensacional bajo los dos tableros. Fue –quién lo
iba a decir– la viva imagen de la intensidad que exigía Repeša. Lideró,
junto a un Vázquez que mostró su mejor versión en el cuarto final, Calloway y,
por supuesto, Williams al Unicaja más concentrado que se recuerda. Después de
encajar veintisiete y veinticinco puntos en el segundo y tercer cuarto
respectivamente, dejó al Montepaschi en unos tristes doce. El equipo de la
toscana no sabía dónde meterse. Los triples ya no entraban, Moss era el
desacierto personificado y el Unicaja cada vez iba a más. Esto provocó un final
de infarto, en el que Gist metió al Carpena aún más en el partido con un mate
antológico a aro pasado y con la oposición de dos jugadores. Con Williams
anotando y asistiendo de maravilla, y el partido empatado (80-80), la última posesión
le quedó a Unicaja. Simon se la jugó, pero la prórroga se hizo inevitable.
Inevitable a la par que vibrante. El broche de oro a un
partido extraordinario. El duelo a pistola librado entre Williams –15 puntos– y
Brown –22 puntos– alcanzó su cénit. La ventaja del Unicaja fue la de contar con
el termómetro de Calloway y la incontrolable potencia de Gist a su favor. Un triplazo
y una bandeja de uno, y una espectacular jugada defensiva final, tapón incluido,
del otro sellaron la segunda victoria consecutiva en Europa del equipo de Repeša.
No existe motivo alguno para retirar toda la ilusión depositada en este fantástico
equipo, dirigido por un entrenador sublime.
PabloG.
Que partido más espectacular. Que ganas de ir el año que viene cuando esté en Málaga. De todas formas note que había bastantes huecos en el Carpena Parece que algunos se han pasado al lado futbolero ahora que van bien las cosas por la Rosaleda
ResponderEliminarParece ser, sí. No es de extrañar por aquí, la verdad. De todas formas, la crisis también se nota, y mantener el ritmo liga-Euroliga se hace difícil. Yo también tengo ganas de ir al Carpena de nuevo, a ver si puedo coger alguna entradita pronto.
Eliminar¡Saludos!