Dos
Unicajas bien diferentes. Eso es lo que pudimos ver ayer en Polonia frente al
Prokom. Uno intenso, concentrado y con un gran acierto en la anotación en la
primera parte; otro desconcentrado, incómodo y atascado en la segunda mitad. A
pesar de todo, el equipo de Repeša sumó su primera victoria en
la Euroliga. Una victoria importantísima teniendo en cuenta que dentro de poco
habrá que hacer las maletas rumbo a Siena y Tel Aviv, por lo que los errores
ahora no están permitidos.
El Unicaja fue el fiel reflejo del
que anoche fue su jugador más destacado, Marcus Williams. El americano despegó
por fin con una actuación soberbia, dieciocho puntos –con cinco triples de
siete intentos–, cuatro asistencias y dos rebotes en veintisiete minutos para
firmar veintidós puntos de valoración. En definitiva, fue una metralleta en
ataque que marcó la diferencia. Hasta fue capaz de dirigir el juego con acierto
por momentos. Y todo ello en el mejor día posible, cuando Calloway, el timón de
este Unicaja, estuvo irreconocible: perdió balones absurdos, tomó malas
decisiones y no anduvo fino en el tiro. Pero Williams está muy lejos de ser el
base perfecto. Anota como nadie y tiene un talento fuera de lo común, de los
mayores de Europa, pero defensivamente es nulo. Ahí es donde Repeša debe
centrar todos sus esfuerzos.
La cara A del Unicaja fue
apabullante. Con veintiocho puntos en el primer cuarto, un cincuenta por ciento
en tiros de dos y un sesenta y siete por ciento en tiros de tres, el resultado
se preveía épico. Gist parecía haber captado el mensaje de Repeša y se mostraba
sólido en la pintura, jugando para el equipo; Zoric, a pesar de estar tocado,
era un muro en defensa, con tres tapones en un pispás; Dragic comenzaba a dar
muestras de por qué se le ha fichado… todo iba de dulce. Y mientras tanto,
Urtasun iba haciendo de las suyas. Los jugadores exteriores del Unicaja son una
pesadilla para cualquier equipo, pero cuando a ellos se les suma un gran
poderío interior como en el primer cuarto, el equipo malagueño alcanza unos
niveles superiores. Esto se hizo patente en el segundo cuarto, cuando Williams
comenzó a dar un recital y fue acompañado por Jiménez. Qué lujazo tener un
jugador tan inteligente en tu equipo. Los dos llevaron a Unicaja trece arriba
(24-37) tras un parcial de 7-0.
Pero entonces salió a relucir la
cara B del equipo verde. Frank Robinson estaba siendo una pesadilla, pero una
pesadilla opacada por el juego del Unicaja. Anotó quince puntos y cogió cinco
rebotes que tan sólo sirvieron para no perder la cara al partido. Pero entre
las sombras había un asesino silencioso que se quitó la mascara cuando su
equipo pasó a una estupendamente realizada zona 1-3-1 que hizo que los
malagueños se atascaran. Era Lukasz Koszarek, que puso contra las cuerdas a
Unicaja con dieciséis puntos –tres de seis en tiros de dos, dos de dos en
triples–, dos rebotes y ocho asistencias para veinticinco de valoración. El
polaco encontró dos aliados ideales en Blassingame, que dirigió los ataques más
peligrosos de su equipo, y Hrycaniuk, que pasó por encima del juego interior
del Unicaja. Un juego interior que dijo basta. Ni Perovic, ni Fran Vázquez
terminaron de imponerse en la pintura y Gist se esfumó del partido. Es un asunto
complicado que un jugador que está llamado a ser la estrella del equipo
desaparezca en los momentos más decisivos. Sólo Zoric mantuvo el tipo como pudo
para terminar con cinco tapones y cuatro rebotes.
En estas, el Unicaja vio como se
ponía dos abajo a tres minutos y cincuenta segundos para el final. Parecía que
se iba a escapar un partido que había tenido en su mano en casa de un rival
aparentemente inferior. Hubiera sido una derrota muy difícil de digerir. Pero
no. El Unicaja resurgió y gestionó de maravilla los instantes finales. Ahí
apareció Simon, el termómetro de este equipo. No estuvo acertado, pero fue la
mano elegida para administrar los balones ganadores. También regresó la
intensidad defensiva, que desquició a la pesadilla Hrycaniuk para que cometiera
su quinta falta. Fue entonces cuando Urtasun y Jiménez dieron un paso al frente
para finiquitar el partido y sellar un ilusionante 75-77. Hay muchísimo que
trabajar, pero este Unicaja promete.
PabloG.
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