Bestial. Así fue
el partido que firmó Lamont Hamilton, a veces quizá demasiado. Fue una
pesadilla en la pintura para Unicaja y todas sus acciones hicieron que el
equipo de Jasmin Repeša se
saliera del partido. El norteamericano termino el choque con diecinueve puntos,
siete rebotes, dos tapones… y un tablero roto a sus espaldas. Tantas eran las
ansias de ganar que tenía el pívot del Bilbao Basket que el tablero de la
canasta de Miribilla no aguantó su descomunal potencia y dijo basta para
detener el choque durante veinte minutos. Hasta ese momento, el Unicaja fue a
remolque del conjunto bilbaíno, pero manteniendo una distancia prudente con
respecto a los locales con un Zoric estratosférico que acabó el primer cuarto
con nueve puntos.
No continuó el guión tras la reanudación del choque. Unicaja se
hundió como viene siendo habitual en los terceros cuartos, pero esta vez, el
equipo que tenía enfrente no era un cualquiera. La plantilla del Bilbao Basket
es muy completa y, con concesiones como las que dio Unicaja, puede
transformarse en un arma peligrosísima. Con un juego interior demasiado
blandito delante, Hamilton y Rakovic hicieron lo que les vino en gana bajo los tableros.
Pero si a la catástrofe de los hombres altos de Unicaja le sumamos que los
bajitos estuvieron muy lejos de su nivel habitual, nos podemos hacer una idea
de lo que fue el choque. Todo lo que fallaba el juego exterior de Unicaja en
ataque, que no fue poco, lo convertían Hervelle y Vasileiadis –nueve y dieciséis
puntos respectivamente– para su equipo. El partido se desequilibro hasta tal
punto que los malagueños llegaron a perder de veintiuno.
Pero por un
momento pareció que el duelo iba a seguir el patrón de los últimos seis
consecutivos que ha ganado Unicaja entre ACB y Euroliga; pereció posible la
remontada. Y ello coincidió con los mejores minutos de Williams en la pista. El
base americano tiene una calidad inmensa. Es un auténtico jugón. Se echó el
equipo a la espalda y a base de triples logró hacer que la ventaja se redujera
a nueve puntos. Fue un espejismo. Por muy bueno que sea Williams, el solo es
incapaz de ganar un partido. Necesita un acompañamiento, por mínimo que sea,
pero no lo tuvo. Pasó por encima del Unicaja el Bilbao Basket (82-65), y lo
hizo porque, mientras Hamilton, Rakovic, Vasileiadis y Grimau superaron los
diez puntos, en el cuadro costasoleño sólo Williams y Simon lograron hacerlo.
Por cierto, el estratosférico Zoric se quedó con los mismos puntos que en el primer
cuarto. Toda una señal de que hay que seguir trabajando.
PabloG.
Que gran equipo es el Bilbao, Unicaja fuera de casa tiene que mejorar
ResponderEliminarSin duda una de las mejores plantillas de la liga. Unicaja debe mejorar fuera, pero sobre todo y urgentemente en el juego interior. Que Perovic y Fran Vázquez no aporten nada es algo que el Barça a lo mejor se podía permitir, pero no este equipo en el que son fundamentales.
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