Ya
está la increíble Mannschaft entre las cuatro mejores selecciones del
continente, además, siendo la única con pleno absoluto de victorias. Bien es
cierto que finalmente el “grupo de la muerte” no fue tan fiero como lo
pintaban, sobre todo gracias a la desengrasada Naranja Mecánica, y que Grecia
no es el rival más fuerte de estos cuartos de final, pero la realidad es que
ahí están, y que no sorprende a nadie, porque el nivel de juego exhibido sólo
está al alcance de los elegidos. Probablemente, Alemania sea, junto a España,
la única selección que ha cumplido todas las expectativas que en ella se
depositaban; es el rival a batir y el que más respeto produce actualmente.
La
clave de este éxito no es fruto de un día, sino de un concienzudo trabajo de
reconstrucción que Joachim Löw llevó a cabo tras la dolorosa derrota en la
final de la Euro 2008 frente a España, con un solo objetivo: parecerse lo más
posible a ese equipo de ensueño español sin perder la identidad alemana. Esta
idea llegó al Mundial de Sudáfrica a medio madurar, pero a pesar de ello, la
selección alemana asombró al mundo y se coronó tercera del campeonato,
volviendo a ser eliminada por su referente, España. Pero esta vez, el proceso
que comenzara Löw en 2008, se encuentra en el momento óptimo para ser coronado
con un título, porque a los jugadores que lograron el tercer puesto en
Sudáfrica, se ha sumado una hornada de jóvenes talentos alemanes con un
potencial asombroso, como el fantástico central Hummels, que no han hecho más
que multiplicar el poderío de una selección aspirante a todo.
Quizá
fue sorpresivo para muchos que en el partido de ayer y sin venir a cuento
aparentemente, el bueno de Joachim decidiera dejar en el banquillo a pesos
pesados como Müller o Podolski para dar entrada a Schürrle y al inédito Marco
Reus. Tiene fácil explicación que no le temblara el pulso al seleccionador
alemán a la hora de tomar esas decisiones tan importantes a simple vista, y es
que la confianza que tiene Löw en sus jugadores es infinita, pero no porque
él sea un hombre que la deposite con facilidad, sino porque sus futbolistas
siempre responden en el campo, porque prácticamente cualquiera de los que tiene
en el banquillo podría ser titular sin despeinarse mucho.
Lo
que no fue una sorpresa fue el rendimiento que dio entre líneas Marco Reus, jugador que ya analizamos en este blog con anterioridad, porque su verticalidad
ofensiva es archiconocida en Alemania y allende sus fronteras. De todas formas,
en el partido de ayer estuvo pletórico y rindió al máximo nivel que se le ha
visto esta temporada al Mejor Jugador de la Bundesliga 2011/12, sólo comparable
al partidazo que realizó ante el Bayern Múnich en liga y poco más. Pero lo
realmente asombroso de Alemania es que su fondo de armario no termina en
Schürrle o Reus, o en el relevo que se puedan dar mutuamente Klose y Mario
Gómez. Joachim Löw tiene todavía mucho talento por enseñar sentado en la banca,
como Gündogan, el cerebro del Dortmund bicampeón de Alemania, o su compañero
Mario Götze, que a buen seguro es el jugador con más calidad de esta selección
alemana, y que aunque ayer disputó algunos minutos, entró cuando el partido
estaba totalmente roto.
Pero
tampoco hay que centrarse únicamente en la savia nueva que ha entrado de cara a
esta Euro 2012, porque si Alemania es un equipo aspirante a todo es gracias a
lo que queda de la Euro 2008 y al bloque que fue a Sudáfrica. De ahí brillan
seis nombres con luz propia, los “veteranos” Lahm y Schweinsteiger, y los
Khedira, Özil, Müller y Mario Gómez. Los dos primeros son el alma de la Mannschaft,
los capitanes del equipo, y el símbolo del viejo estilo alemán. Aunque
Schweinsteiger sigue arrastrando las molestias que le han lastrado durante toda
la temporada, su presencia es imprescindible por el carácter que le imprime al
equipo. Los cuatro últimos son el claro ejemplo del cambio de ciclo en el
fútbol alemán, ese cambio que les ha llevado a la gloria. Con la calidad
técnica de Müller y Özil, el director de orquesta de los germanos, en la
mediapunta, y el instinto goleador de guante blanco del hispano-alemán, la
presencia 'box to box' de Khedira es lo poco que diferencia a Alemania de su
referente, España.
Sin
duda, Alemania sigue manteniendo la esperanza de todos sus aficionados y de los
aficionados al buen fútbol en general. Con su candidatura ya más que presentada,
sólo queda ver quién puede parar a esta máquina de fútbol. Y la verdad es que
sólo se me ocurre un candidato, el de siempre.
PabloG.
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