Diecisiete
goles en esta temporada de la Premier League, nueve goles en los últimos nueve
partidos, sesenta y cinco goles y veintiséis asistencias en sus últimos setenta
y siete partidos de la liga inglesa o simplemente Robin Van Persie. Llámenlo
como quieran, pero lo que es invariable es su influencia en el juego del
Manchester United. Si bien es cierto que el equipo de Ferguson no es sólo él,
el holandés es el principal argumento del mejor equipo inglés del momento.
Salvando las distancias, es un caso bastante similar al de Messi y el Barça. Van Persie es un
futbolista excelente a la hora de culminar la jugada; sabe colocarse, es rápido
tanto intelectual como gestualmente y posee un primer toque letal. Hoy frente
al Liverpool volvió a exhibir todas estas virtudes. Pero además es un elemento primordial
en la jugada ofensiva del United. Se ofrece, abre a las bandas, bascula
acompañando la jugada y siempre es capaz de encontrar la mejor opción. Además,
es un magistral lanzador de faltas. Todo ello hace que el ex gunner sea un elemento peligroso también
como asistente. El segundo gol de los red devils nació de sus botas antes de que entre
Evra y Vidic batieran a Reina.
Pero
ya hemos dicho que el United no es sólo Van Persie, y mucho menos hoy. Los
líderes de la Premier desplegaron hoy uno de sus mejores partidos con el balón
en los pies de lo que llevamos de temporada. La presencia de Kagawa en el
flanco izquierdo aportó a la sólida pareja Cleverley-Carrick un credencial
extra para dominar el juego. Y lo hicieron a la perfección. Carrick puso el
temple y Cleverley la valentía, la misma que le llevó a arriesgar y perder el
balón en la salida para que el Liverpool recortara distancias, pero tan sólo
fue un lunar en su espléndido partido. Entre los dos fueron capaces de borrar
del mapa a Steven Gerrard. Parece que Ferguson por fin ha encontrado el
equilibrio para su equipo. Si antes se pensaba en el Manchester United como un
equipo partido entre defensa y ataque, ahora esta pareja homogeniza muchísimo
más el bloque. Y el principal culpable es Carrick, que alcanzado la madurez
plena. Sus actuaciones en las últimas semanas están siendo brillantes: reparte
tanto en largo como en corto, nunca pierde la posición y equilibra, sobre todo
equilibra.
Volvamos
a la posición de Kagawa. Fue una decisión extraña teniendo en cuenta que el
United suele jugar con dos extremos puros, pero hoy, sin Rooney y a sabiendas
de las bajas del Liverpool –José Enrique, por ejemplo, que obligó a Johnson a
jugar en la izquierda–, Ferguson apostó por el japonés. A simple vista, no tuvo
un impacto decisivo en el juego. Es cierto que dio al Manchester una marcha más
en el juego, pero lo realmente importante fue como amoldó sus características a
las necesidades del partido. Se incorporó al centro para dejar una autopista a
Evra que el francés aprovechó a la perfección para asistir a Van Persie en el
primer gol del partido. En ese momento, el United ganó el partido, el gran
derbi de Inglaterra. Un derbi en el que tanto táctica como técnicamente dejó
sin argumentos al Liverpool de Brendan Rodgers, que sigue sin ganar a ninguno
de los equipos que ocupan el puesto del uno al diez esta temporada. Parece que
ambos equipos conocen ya cuáles serán sus destinos: la gloria y la decepción.
PabloG.
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