A falta de lo que ocurra en la última
jornada de las eliminatorias europeas y americanas, de los decisivos partidos
africanos y de las posteriores repescas, ya se conoce a buena parte de las
selecciones que competirán en Brasil por clavar su bandera en la cima del
mundo. Y como siempre, las sorpresas están a la orden del día.
Con Estados Unidos, Costa Rica,
Argentina, Colombia, Holanda, Italia, Alemania, Bélgica, Suiza, Japón, Corea
del Sur, Irán y Australia, además de la anfitriona Brasil, ya clasificados de iure; y España, Rusia, Honduras, de facto, la cita mundialista del
próximo mes de junio va tomando forma. Algunas de las grandes selecciones de
siempre están en la piel de Rómulo Augústolo. Ven como sus imperios son
asaltados por grupos sorprendentemente jóvenes y ambiciosos que quieren
reafirmar en Brasil lo que llevan mucho tiempo destilando en la fase de
clasificación: pueden ser alternativas reales al campeonato.
Es el caso de explosiones futbolísticas
tales como la belga o la suiza, que ya tienen su pasaporte. Sus situaciones son
muy similares: cuentan con jugadores de mucho talento, muy jóvenes y la gran
mayoría de ellos, o bien ha nacido en otro país, o es de descendientes
extranjeros. En Bélgica destaca por encima de todos el gran héroe de la clasificación,
Romelu Lukaku, de ascendencia congoleña y autor de los dos goles ante Croacia
que sellaron la clasificación de los diablos rojos. El jugador del Chelsea,
ahora cedido en el Everton, es uno de los estandartes de Bélgica junto a
Fellaini, Kompany, Benteke, Courtois, De Bruyne o Hazard, por citar algunos de
los grandísimos futbolistas que forman esta selección.
En Suiza, la inmigración tiene su punto
de partida en los primeros años 90. En esa época tan turbulenta para Europa del
Este, con la desintegración definitiva del bloque comunista y el inicio de la
guerra de los Balcanes, muchos ciudadanos yugoslavos decidieron partir hacia
Suiza en busca de refugio. Una situación que aparentemente no tendría casi
ninguna trascendencia en el mundo del deporte ha deparado a Suiza un grupo muy
competitivo formado por numerosos jugadores de origen balcánico, como Xhaka,
Bunjaku, Behrami, Mehmedi o la gran estrella del equipo, el jugador del Bayern
Xherdan Shaqiri.
Mientras, Portugal navega sin rumbo. Los
hombres de Paulo Bento vieron como un error de Rui Patricio en los minutos
finales del partido frente a Israel les complicaba la existencia. Y de qué
modo: salvo milagro de la virgen de Fátima están condenados a la repesca.
Cristiano Ronaldo, la gran estrella lusa, era consciente del riesgo que corrían
de no estar en Brasil y comentó que no quiere como rival a Francia por ser
“teóricamente la más fuerte” y porque puede haber “muchos intereses”.
Entre los grupos europeos que quedan por
decidir quién pasará directamente a la fase final del mundial destaca uno por
encima del resto, el G. A falta de una jornada, Bosnia y Grecia se encuentran
empatadas a veintidós puntos, aunque los eslavos cuentan con la ventaja del goal average. En el resto, un empate
valdría a Rusia y a España para estar en el mundial. Sin embargo, Inglaterra
necesitaría de los tres puntos en Wembley contra Polonia ante una hipotética
victoria de Ucrania.
Raúl Jiménez, héroe mexicano
Al otro lado del charco, México logró
espantar, al menos por ahora, a ese fantasma irritante que le susurraba al oído
que no estaría en Brasil. Un golazo de chilena casi al final del tiempo
reglamentario acabó con el sueño mundialista de la Panamá de Dely Valdés y
metió a los aztecas, como mínimo, en la repesca, a expensas de lo que pueda
ocurrir en la última jornada. Es una carambola complicada, pero México todavía
podría conseguir el pase directo en detrimento de Honduras. Sea quien sea
finalmente el cuarto clasificado de la Concacaf, deberá jugarse su presencia en
el mundial a doble partido frente a Nueva Zelanda, el campeón de Oceanía.
No hace falta decir que Raúl Jiménez, el
autor de la obra de arte que devolvió la esperanza a México, ya es considerado
héroe nacional.
Sin sorpresas en Sudamérica
En la zona sur del continente no hubo
sorpresas. Argentina aprovechó la ausencia de Brasil para hacer aún más grande
su dominio y la estupenda selección colombiana de Falcao se destapó como gran
potencia futbolística. Los cafeteros certificaron su pase en un partido
demencial contra Chile en el que llegaron a ponerse 0-3 abajo en el marcador y
que terminaron enmendando. Finalizaron 3-3 y lograron el punto que les faltaba.
No hubo sorpresas, aunque sí grandes
decepciones. Es el caso de Venezuela, que contaba con el que probablemente sea
el mejor equipo de su historia y todo el país tenía depositadas sus esperanzas
en que la vinotinto pudiera realizar
en Brasil la primera intervención mundialista de su historia. Aunque su trabajo
está siendo impecable y la mejoría es evidente, el premio deberá esperar, al
menos, cuatro años más.
Salvo milagro, Uruguay tendrá que superar
a doble partido a la sorprendente Jordania, que eliminó a una a priori superior Uzbekistán en el playoff asiático para llegar a Brasil.
Un empate entre Chile y Ecuador, que se enfrentan en la última jornada,
serviría a ambas para confirmar su presencia en el país carioca y enviar a los
charrúas a la repesca. Pero claro, son eliminatorias mundialistas: cualquier
cosa puede pasar.
PabloG.
Lo de Mexico es dantesco, horroroso, etc. Me deja mudo ver que Mexico no pueda clasificarse en la peor confederación del mundo, si dependiese de mí no jugaría ni el repechaje.
ResponderEliminarLo de EUA es sorprendente, en mi opinión el EUA ha vivido una gran evolución futbolística en los últimos 2 años.