La pareja que forman Guardiola y Tito, Tito y Guardiola, me
trae inevitablemente al recuerdo uno de los dúos más carismáticos y populares
de la literatura británica y de la universal en general. Guardiola, enigmático
en la personalidad e imprevisible en las formas para resolver el puzzle que
presentan las defensas rivales, con esa elegancia y porte de dandi inglés de la
época victoriana, no es más que el vivo retrato del famoso detective Sherlock
Holmes. Este personaje, creado por Sir Arthur Conan Doyle, siempre aparecía
acompañado de su “querido” compañero John Watson, en este caso Tito Vilanova,
un hombre tranquilo y sereno, siempre secundario y a la sombra de su amigo,
pero que le aporta el temple necesario en los momentos más críticos.
Sin duda, el Barça de Guardiola, el de los grandes éxitos,
no hubiera sido posible sin la presencia de Vilanova, figura muy importante
desde las sombras, al igual que Holmes no podría resolver sus casos sin la
ayuda de Watson. Fue idea de Tito reinventar el juego de Messi situándolo como
falso nueve ante la ausencia de uno puro en la plantilla, también son suyas todas
las jugadas de estrategia que realiza el Barcelona en cada partido, es
imprescindible a la hora de cohesionar el vestuario… Pero el que se lleva los
halagos y la atención de la prensa es Pep, ya que da mucho más juego con sus
ruedas de prensa.
Pero ahora la historia ha dado un giro que ni el mismo Doyle
hubiera podido imaginar, y es que Holmes deja el banquillo, y no sólo lo deja,
sino que lo más interesante de todo es que deja a Watson al frente para que demuestre
su valía y pueda brillar con luz propia al frente de un gran caso. Ciertamente,
las causas del adiós de Pep se desconocen: quizá cuatro años soportando la
inmensa presión mediática desgasten demasiado, quizá “Mouriarty” fue demasiado
lejos no sólo dejándole sin liga, sino desmantelando el Camp Nou, quizá la
utopía culé no es tan utópica… Pero lo verdaderamente elemental del asunto es
que sin duda quedará un nuevo panorama en Can Barça con la marcha del gurú y
que a pesar de que el que queda al frente conoce a la perfección a los
jugadores, deberá trabajar muy duro para volver a llevar al equipo a la senda
ganadora. Además, se enfrenta al problema añadido de tener que demostrar que
puede ser el número uno con los focos brillando sobre él, no a la sombra de
Guardiola.
Aunque, situándonos en una retorcida mente como la del brillante Sherlock Holmes, queda todavía una última posibilidad, por inverosímil que parezca. Y es que Guardiola, harto de tener que entablar una
guerra dialéctica diaria con su eterno rival y alter ego, haya decidido dar un
paso atrás para ser ahora él quien realice el trabajo desde las sombras y, con
menos desgaste tanto para él como para el vestuario, volver a reconducir la
situación y llevar al Barça de nuevo a la cima. Quizá por eso no le interesó
demasiado saltar de la barca en las cataratas de Reichenbach. Lo único que
sabemos seguro es que para el Barça su trabajo será elemental, querido Watson.
PabloG.
Las crónicas son las piernas que mueven el periodismo deportivo, pero éste tipo de análisis con recursos literarios son la columna vertebral. Suelen ser monopolio de los redactores jefes.
ResponderEliminarMuy buena idea usar la pareja Holmes/Watson como referencia. Por cierto, hay otro paralelo más cercano: Klinsmann/Löw. Y en este último caso ya está probado que el antiguo asistente aporta más que el líder original.
¡Muchísimas gracias! ¡No te imaginas cuanto me anima leer comentarios como éste!
EliminarPor supuesto, Joachim Löw ha demostrado con creces haber superado a su maestro, esperemos que le ocurra por lo menos algo parecido a Vilanova, más que nada, por el bien del fútbol.