Larga vida al Rey
Llegó
el momento de disputar la final de la Bundesliga para el Dortmund, el momento
de saber si todo el esfuerzo realizado durante la temporada se vería
recompensado al levantar el título liguero con tres jornadas de adelanto.
Enfrente, una buena pareja de baile como lo es el Borussia Mönchengladbach del
talentoso Marco Reus, un Gladbach venido a menos durante las últimas semanas,
pero que se ha venido ganando a pulso durante toda la campaña el respeto del
resto de clubes de la categoría al ser un equipo que no se achica ante nadie.
Comenzó
el duelo y desde ese mismo instante el Borussia Dortmund ya era virtualmente
campeón de liga, ya que sólo le hacía falta un punto para alzarse con el
título. Los locales comenzaron dominando el encuentro con sus habituales
posesiones largas lideradas por Gündogan en el centro del campo.
La
primera gran ocasión del encuentro la tuvo, pero su en sus pies Lewandowski,
con un peligroso disparo raso desde la frontal que se marchó fuera tras tocar
levemente en Dante y desviarlo lo justo Ter Stegen. Cinco minutos después, fue
el turno de Kagawa, que enganchó de volea un centro de Piszczek, pero su
disparo salió desviado. El Dortmund lo tenía claro: quería ganar el campeonato
frente a su afición a toda costa.
A
los veinte minutos, los aurinegros contaron con su ocasión más clara, y es que
tras un centro raso de Schmelzer, Kagawa remató mordida al palo. Pero el primer
tanto del Dortmund se palpaba en el ambiente, y se sabía que caería de maduro
tarde o temprano. Y llegó temprano, ya que tres minutos más tarde, Schmelzer
botó a la perfección una falta lejana e Ivan Perisic se elevó sobre el resto
para mandar el balón al fondo de las mallas y poner a su equipo a un pasito del
título.
El
Dortmund, que estaba sometiendo completamente a su rival, no sólo desplegaba un
juego vistoso, sino que creaba muchísimas ocasiones, como es habitual en todos
los encuentros de este equipo, una de las claves que lo ha llevado al éxito. A
pesar de su ventaja en el marcador, buscaban con insistencia un segundo tanto
para desatar la fiesta, que a punto estuvo de llegar tras un balón largo de
Kehl que Kagawa pegó a su bota, pero su posterior vaselina se marchó alta. La
última gran ocasión antes del descanso estuvo en los pies de Hummels, que
remató un centro de Schmelzer tras un rechace de un córner, pero se encontró
con Ter Stegen.
En
la segunda mitad, el Gladbach dio la primera señal de vida gracias a su
estrella Marco Reus, el único que fue capaz de hacer un poco de daño a los que
serán sus compañeros a partir de la próxima temporada. El joven delantero
controló un balón largo a la contra y se metió en el área para regatear en
velocidad a Weidenfeller, pero su remate se encontró con Schmelzer bajo palos
que salvo el tanto del empate.
Tras
este amago de los visitantes, el Dortmund siguió dominando el juego y haciendo
patente su superioridad. Se veía que sus jugadores jugaban sin la más mínima
presión y se divertían con el balón en los pies, lo que hizo que el equipo
recuperara su mejor versión, esa que les llevó a la gloria la temporada pasada
y que volvió a aparecer en algunos tramos de esta, y ya se sabe que cuando el
Borussia Dortmund juega a su máximo nivel, es el mejor equipo de Alemania.
Y
en este ambiente de diversión llegó el segundo y definitivo tanto, obra del
japonés Shinji Kagawa. Schmelzer envió un gran balón en profundidad desde la
defensa para la carrera de Lewandowski, que vio el desmarque de Kagawa y el
nipón aprovechó el pase para batir a Ter Stegen tras haberlo sentado con el
control orientado. Un golazo típico de este equipo que define a la perfección
porqué es el campeón de liga. El estadio explotó de júbilo y hasta Jürgen Klopp
salió del banquillo para celebrar el tanto con los jugadores.
Los
minutos siguientes al gol fueron de un disfrute máximo. Lewandowski tuvo
ocasión de ampliar la ventaja de su equipo con un certero remate de cabeza tras
una nueva falta de Schmelzer, pero Ter Stegen respondió con un paradón. El
jovencísimo meta alemán volvió a ser protagonista poco después al sacar de la
misma escuadra un centro envenenado de Kehl.
Pero
Marco Reus quería también unirse a la fiesta, y de nuevo a la contra estuvo a
punto de lograr el tanto, pero volvió a toparse con Schmelzer, como ya
sucediera en su anterior ocasión.
Sin
duda, el cénit de la alegría en el Signal Iduna Park llegó en el minuto setenta
y tres, minuto en el que Gündogan y Kagawa dejaron su lugar en el campo para la
entrada de Leitner y, sobre todo, Mario Götze. El mayor talento del equipo
volvía a enfundarse la camiseta aurinegra después de haber superado una larga
lesión que le mantuvo durante tres meses en el dique seco.
Ya
en los últimos minutos, ambos equipos dieron por bueno el resultado y el
Dortmund pudo proclamarse campeón de liga por segundo año consecutivo, un
auténtico logro para un club que en los últimos años se había estancado en la
zona media de la Bundesliga y que pudo volver a salir a flote de la mano de
Jürgen Klopp. Los jugadores y técnicos celebraron el maravilloso triunfo en el
campo, en una fiesta que hizo las delicias de todos sus aficionados.
ALINEACIONES
Borussia
Dortmund: Weidenfeller; Piszczek, Hummels, Subotic, Schmelzer; Kehl, Gündogan
(73’ Götze), Blaszczykowski (88’ Bender), Perisic, Kagawa (73’ Leitner);
Lewandowski.
Borussia
Mönchengladbach: Ter Stegen; Stranzl, Brouwers, Dante, Daems; Nordtveit,
Jantschke, Arango (69’ Wendt), Herrmann (64’ Ring); Reus, Hanke.
PabloG.
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