El Bayern
de Múnich pasó por encima de un BVB mermado por las bajas (0-3) y dejó a su
rival a siete puntos de diferencia en la tabla. Una exhibición de Robben
permitió la goleada iniciada por un gol de Götze. El niño prodigio incendió los
sueños de los que antes lo amaban.
En alemán,
la palabra götze significa ídolo. Eso
era Mario hasta mayo en el Westfalenstadion, ahora es el más cruel de los
villanos. Y por sí no acumulaba suficiente odio en torno a su persona, anotó el
tanto que desató la goleada del Bayern. Un gesto de “yo no tengo la culpa”
sustituyó a la celebración rabiosa que le quemaba por dentro y sirvió para enmudecer
a uno de los estadios más vibrantes del mundo. El muro amarillo fue derribado
desde dentro, con pólvora fabricada en Dortmund y con un sabor amargo a lo que
ayer brillaba de negro y oro.
A Mario
Götze sólo le hicieron falta diez minutos para desencasquillar el partido.
Cuando recibió en el área no se lo pensó: un punterazo para meterla en la jaula
que defendía Weidenfeller. Pero durante esos segundos, pasaron por su mente
todos sus recuerdos de ese templo llamado Westfalenstadion. Los grandes
triunfos, las grandes derrotas, las lágrimas derramadas por alegría, tristeza y
nervios. Su debut. Hoy le tocó la parte más amarga. Vivió uno de los momentos
más desagradables de su vida cuando su nombre fue mencionado por la megafonía y
pisó de nuevo aquel césped mágico. Una jauría de 80.000 lobos que antes lo adoraban
silbó y abucheó hasta la extenuación. El resultado fue la imagen más
angustiosa que se ha visto en mucho tiempo en un estadio de fútbol. Pero Götze
decidió el partido. Bailó sobre un césped que le quemaba los pies.
El primer
gol del Bayern fue una ayuda recíproca entre Götze y Guardiola. Al primero le
sirvió para aliviarse y al segundo para confirmar que había dado en la tecla.
La entrada del alemán, junto a la reaparición de Thiago, fue un brusco giro de
volante en el planteamiento del de Santpedor. Al comienzo del duelo, los encargados
de fabricar los goles eran Mandzukic y un Javi Martínez más adelantado que
nunca desde que está en Alemania, como en los viejos tiempos, casi de
mediapunta. El Bayern dominaba pero se atascaba ante un Dortmund que lo frenaba
por pura intuición: el camino al gol era demasiado simple. Guardiola miró al
banquillo y cedió la responsabilidad a Götze, centró a Robben, adelantó a
Kroos, le puso por detrás a Thiago y colocó a Javi de central. El resultado fue
un incontestable jaque mate. Klopp, que jugaba con las negras, no fue capaz de
evitar que el Bayern ganara la partida.
El partido
dejó muy claro que las numerosas bajas que presentaba –y presentará durante
varias jornadas– el BVB, sumado al gran y brillante fondo de armario que
acumula el Bayern en su plantilla, son un desequilibrio demasiado fuerte para la
Bundesliga. Salvo sorpresa, parece sentenciada.
Buena parte
de culpa la tiene Robben, verdugo de Wembley, que hoy volvió a sacar su hacha a
pasear. Autor del segundo gol bávaro e ingeniero de la vertiginosa jugada del
tercero. Está al nivel de los mejores del mundo. Su juego, puramente vertical,
se vio gráficamente definido en los prolegómenos de su tanto. Thiago lo activó
con un magistral pase en largo cuando el BVB se descomponía y él no tardo ni
cinco segundos en plantarse ante Weidenfeller para batirlo con una suave
vaselina que a punto estuvo de tocar Götze. Después, un eslalon de los que
tanto le gustan sirvieron para que le dejara en bandeja a Lahm la asistencia
para Müller. 0-3 y una liga rota.
Un delantero brutal
Pero no
todo fue negativo para el Borussia Dortmund, que ya es tercero en la tabla a
siete puntos del Bayern. Demostró que tiene en sus filas al mejor delantero del
mundo, que se llama Robert y se apellida Lewandowski. El polaco dio una
auténtica exhibición de cómo un delantero puede hacer un partido brillante sin
marcar goles. La defensa bávara, que le pegó de principio a fin, soñará con él.
Fue un tormento, capaz de ganar cualquier balón que se propusiese. Por el
centro o en la bandas, cada vez que sus compañeros le buscaban, lo encontraron.
Y si no marcó fue porque tenía la pólvora mojada, quizá de sudor por tanto
esfuerzo y tanta lucha.
También hay
que señalar que Lewandowski acaba su contrato con el BVB en junio, que no va a
renovarlo y que puede haber sido su último gran duelo alemán en el
Westfalenstadion. Quizá la próxima temporada lo juegue vestido de rojo. Es el
inicio de una nueva era para un Bayern candidato a todo de nuevo y que no tiene
miramientos con la entidad de su rival a la hora de aplastarlo. Y Götze sonríe:
por eso dejó su casa rumbo a Múnich.
PabloG.
El resultado fue injusto pues el Dortmund jugó bien pero la mala suerte lo mató.
ResponderEliminarKlopp no tenía defensa y Guardiola no tenía a Ribery.